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lunes, 28 de noviembre de 2016

Los peligros de empachar a nuestros hijos de juguetes.


Se acercan las fiestas navideñas y con ello, el entusiasmo por las mismas. Con toda nuestra buena fe, queremos que nuestros hijos disfruten de estas celebraciones tan mágicas, familiares y hogareñas, y estamos deseosas de verles las caras de sorpresa y felicidad a la hora de abrir los regalos (yo la primera).

¿Cuál es el problema? Suelo ver más de uno. Y es que no sólo debemos contenernos nosotros a la hora de comprar regalos, sino también, lidiar con los familiares que quieren poner su granito de arena en la felicidad del peque. Sea cual sea nuestra disputa, nos olvidamos de lo más importante:

SU MAYOR REGALO SOMOS NOSOTROS.

Que estemos bien. Que haya armonía y paz en el ambiente. Que logremos un consenso en nuestra familia para que todos, del más mayor al más peque, tengan voz y voto. Que podamos pasar tiempo de calidad con ellos jugando y disfrutando en familia.


Y esto es sólo el principio, la base, de lo que verdaderamente necesitan nuestros hijos. Entonces... ¿Por qué nos cuesta tanto desprendernos de lo material? Yo creo que pueden haber varias razones:

- Que intentemos llenar el vacío de nuestra presencia colmandoles de regalos.
- Que nos sintamos culpables por alguna razón y queramos aliviar dicha culpabilidad con juguetes que les pueden hacer muy felices momentaneamente.
- Que nosotros hayamos estado faltos de juguetes y presencia cuando eramos peques, y queramos compensar nuestra propia carencia en ellos.

Todas las razones mencionadas me transmiten mucha lástima, no obstante, sabiendo que nunca es tarde para encontrar una solución, aconsejo verdaderamente que estas navidades ofrezcamos los mejores regalos que todos y cada uno de nosotros disponemos, a nuestros hijos:

- Dosis y dosis de amor sin restricción.
- Tiempo de calidad con ellos.
- Poner límites de regalos a los familiares.
- Entregar regalos humildes, creativos y educativos.
- Proponer juegos en familia.


No se trata de erradicar la magia de la Navidad, ni de criticar las costumbres de los demás. Se trata de no cegarnos por la codicia de esta sociedad cada vez más publicitaria y recordar los valores que queremos transmitirles, las vivencias que queremos brindarles y la cara de la Navidad que queremos mostrarles.

En el próximo post nombraré varias ideas para regalar y dónde adquirirlos, porque si queremos poner en práctica lo de no colmarles de regalos, los poquitos que escojamos, sería genial que fuesen los más humildes, educativos y creativos para alimentar su desarrollo más saludable.

¡Feliz Navidad a todos!

Sara Ribot.
Asesora de blw.
Escritora, blogger, comunicadora.
Autora de Otro Mundo Es Posible mediante la crianza con apego y La Maternidad Al Descubierto.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Diferencias y semejanzas de las metodologías Montessori y Waldorf.


Una de las escuelas alternativas que más está creciendo es la basada en la pedagogía Montessori, inspiradas en las ideas de la pedagoga y doctora María Montessori, que siempre defendió potenciar el desarrollo del niño sin imposiciones, entre otras muchas ideas visionarias que promovió con el fin de conseguir un futuro mejor para todos. Las características de esta educación son las siguientes:

- Van realizando propuestas para ver si quieren o si están preparados para introducir el aprendizaje de las matemáticas y la lectoescritura.
- Los profesores son guías qye se adaptan a las peticiones de los alumnos, quienes deciden con total autonomía cuándo y con qué quieren jugar.
- Los materiales diseñados tienen como finalidad que los alumnos acaben adquiriendo alguna habilidad.
- El guía permite la auto corrección del pequeño.
- Los niños pueden desplazar los muebles del aula, así como levantarse cuando quieran con total libertad. No necesitan pedir permiso como en las escuelas tradicionales.
- No incitan a usar la imaginación para que no la confundan con la realidad.


Por otro lado, Rudolf Steiner, filósofo, pedagogo y creador de la metodología Waldorf, también está teniendo un gran auge en los últimos tiempos. Sus características son:

- El aprendizaje no es la prioridad, sino alimentar el espíritu, la esencia de ser.
- El profesor no es un simple guía, sino un modelo a seguir, una inspiración.
- Utilizan materiales que inciten a la creatividad, la mayoría hechos a mano y naturales.
- Fomentan el uso de la imaginación.
- Hasta los siete años no enseñan a leer ni escribir.
- Pueden mover los muebles e incluso subirse a ellos.
- Da mucha importancia a las actividades manuales.
- Evitan el uso de la tecnología. Promueven la imaginación frente a cualquier aparato tecnológico.
- Todos los días juegan al aire libre, en contacto con la naturaleza.


Aún así tienen unas bases fundamentales en común y son las siguientes:

- Respetan a los niños al ser conscientes de que son la base de un futuro mejor.
- Les dan libertad de expresión.
- No etiquetan al individuo de ningún modo.
- Dan importancia a las actividades artísticas y creativas.
- Intentan reproducir la vida doméstica en el colegio.
- Proponen un entorno escolar agradable, a la medida de los alumnos.
- Forman clases con niños de distintas edades.

Hay muchas más metodologías pero estas son las pedagogías alternativas principales - junto con Reggio Emilia del que hablaré en el próximo post - que están promoviendo escuelas por todo el país.

El cambio se está produciendo.

Sara Ribot.
Asesora de blw.
Escritora, blogger, comunicadora.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

El cambio educativo también debe proceder de las formaciones del profesorado y su consideración social.


Es muy importante diseñar un modelo educativo que no pierda el contacto con la naturaleza y el juego acompañado de explicaciones coherentes y respetuosas sin castigos añadidos ya que la propia consecuencia natural, la que cae por su propio peso, es más que suficiente para que aprendan la lección de las situaciones cotidianas que se irán encontrando en todas las etapas de su vida.

¿De qué consecuencias naturales hablamos?

Cuando se tropiezan por no mirar bien por dónde pisan, ese hecho mismo de tropezar es suficiente para que aprendan que hay que mirar y estar más atentos al caminar por la calle. No debemos presionarles con frases como <<¿Ves? Te lo dije>>. En su lugar les preguntaremos si están bien y nos cercioraremos de que no se hicieron daño.

Del mismo modo, cuando un adulto se cae, los demás le ayudamos a levantarse, pero cuando es un niño el que tropieza sólo le decimos: <<Anda, levántate, que no pasó nada>>.

¿De verdad creemos que por ayudarles a ponerse de pie nunca podrán hacerlo por sí mismos?


Lo que necesitan los niños para su desarrollo es aprender a través de la experimentación en el campo que mejor se les dé y en el que más interés demuestren, porque no a todos se nos da bien todo.

De ahí que el cambio también deba proceder de la propia formación del profesorado y su consideración social, promoviendo las enseñanzas libres y respetuosas. Urge dejar atrás los métodos conductistas tanto en las familias como en los docentes.

Una de las escuelas alternativas que más está creciendo es la basada en la pedagogía Montessori, inspirada en las ideas de la pedagoga y doctora María Montessori, que siempre defendió potenciar el desarrollo del niño sin imposiciones, entre otras muchas ideas visionarias que promovió con el fin de conseguir un futuro mejor para todos.

Por otro lado, Rudolf Steiner, filósofo, pedagogo y creador de la metodología Waldorf, también está teniendo un gran auge en los últimos tiempos.

Ambos métodos son considerados alternativos a la educación tradicional y es cierto que tienen aspectos en común, pero son muy diferentes entre sí. Ambos son respetuosos, pero se basan en metodologías diferentes, de ahí la importancia de conocerlos para que podamos elegir el que más se adapte a nuestra filosofía de vida.


Al fin y al cabo, todos estos métodos no dejan de ser diferentes opciones para impulsar el cambio educativo que necesitan urgentemente las escuelas convencionales: Una nueva concepción del aprendizaje con el propósito de respetar los ritmos y la creatividad de nuestros hijos.

Las características comunes a estos y otros métodos educativos los comentaré en el próximos post... ¡No os lo perdais!


Sara Ribot.
Asesora de blw.
Escritora, blogger, comunicadora.
Autora de Otro Mundo Es Posible mediante la crianza con apego y La Maternidad Al Descubierto.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Dejemos que sean ellos quienes avancen.


Muchas veces, guiados por las ansias de que nuestros hijos avancen en su aprendizaje, les cogemos de las manitas para ayudarles a caminar cuando aún no están preparados. Queremos lo mejor para ellos y pensamos que estamos favoreciendo así su desarrollo, pero nada más lejos de la realidad. En este caso, debemos adaptar nuestra paciencia a sus logros, que sin duda llegarán.

Dejemos que evolucionen.

El movimiento libre favorece el descubrimiento de las propias capacidades. Será entonces nuestra responsabilidad el adaptar nuestra casa para que puedan desarrollar esa motricidad libre tan importante para su desarrollo.

Dejemos que sean ellos quienes avancen.

Emmi Pikler fue una pediatra austriaca que trabajó durante más de treinta años en una institución de acogida para niños huérfanos y abandonados. Esta increíble mujer escribió varios libros además de infinidad de artículos y todavía hoy nos transmite los valores de la autonomía, de la relación afectiva a través de los cuidados fisiológicos, de la estabilidad y continuidad de los cuidados a través del educador de referencia, y de hacerlos conscientes de sí mismos y de su entorno educándoles con respeto.


Vivimos en una sociedad dirigida por las prisas y el estrés. Todo logro está basado en la competición desde el nacimiento y, por eso, metodologías como la de Emmi Pikler y su teoría del Movimiento Libre son tan necesarias. Pues los adultos no somos tan distintos de los niños. Todos necesitamos nuestro propio ritmo de aprendizaje y adaptación, del mismo modo, cada uno destacará más en una u otra actividad dependiendo de la pasión que le pongamos.

Ella destacaba que cada peque es como una semilla que contiene en su interior todo lo necesario para crecer; tan sólo necesita amor, respeto y acompañamiento mientras les reconocemos sus logros. De este modo les motivamos para que desarrollen su creatividad, su confianza y su autoestima.

De ahí la importancia del movimiento libre. Acompañarles en su propio desarrollo autónomo espontáneo e instintivo será decisivo, pues la especie humana está en contante avance y, aunque veamos a nuestros bebés torpes, esa torpeza hará que, poco a poco, se encaminen hacia el aprendizaje.


Sara Ribot.
Asesora de blw.
Escritora, blogger, comunicadora.
Autora de Otro Mundo Es Posible mediante la crianza con apego y La Maternidad Al Descubierto.